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jueves, 10 de mayo de 2018

"Moonshine" - Volumen 1

El término inglés "moonshine" proviene del apelativo que se le daba al whisky destilado ilegalmente en los años de la prohibición y particularmente aquel manufacturado por contrabandistas en los montes Apalaches de los Estados Unidos. Pues bien, la nueva saga nacida de la colaboración de Brian Azzarello y Eduardo Risso toma esta palabra como germen argumental con la que regresar conjuntamente al universo del cómic. Tras finalizar su impresionante serie "100 Balas", que los colocó en la cúspide del noveno arte y después de alguna somera incursión juntos, como cuando retomaron al personaje de Lono o en su miniserie "Spaceman", Azzarello y Risso nos tenían a sus incondicionales seguidores, a la espera de que ofrecieran una nueva incursión en las editoriales de nuestro país. Dicho y hecho, recientemente se ha publicado la última creación de ambos artistas.
Como ya he comentado, la acción se desarrolla en los Apalaches, en pleno años 20, donde una serie de contrabandistas sobreviven destilando ilegalmente whisky de muy alta graduación. Se da el hecho que en Virginia Occidental, un tal Hiram Holt produce un whisky especialmente suave y sabroso que ha llamado la atención de la mafia italiana de Nueva York. Joe Masseria, uno de los principales capos de la ciudad, envía a Lou Pirlo, uno de sus hombres, para negociar con Holt sobre el monopolio de su producto, para servirlo y venderlo en su territorio. Sin embargo las negociaciones de Pirlo no resultarán nada fáciles, además de toparse con un universo especialmente oscuro, tenebroso y especialmente peligroso.
Azzarello y Risso regresan al género negro, en este caso a la época en la que nació y a la que se puede considerar su etapa más clásica, como es el mundo de la mafia entre los años 20 y 30. Como siempre destilan, nunca mejor dicho, su notable dominio en la creación de personajes y ambientes. Los protagonistas van cogiendo solidez conforme pasan las páginas y en este caso, se adornan de los frondosos y profundos bosques y pantanos de Virginia Occidental. El corte clásico de la ambientación, con esos magníficos sombreros y trajes con los que se vestían los mafiosos, choca de frente con la rastrera forma de vivir y vestir de los originarios contrabandistas de la zona. A nivel de diálogos, el lenguaje toma importancia en los guiones esmerados del cómic, diferenciando ambos ambientes. Siempre me ha cautivado el dibujo confeccionado por  Risso y en este primer volumen de la serie no me ha decepcionado en absoluto. Como es habitual en él, muestra tanto ingenio en el dibujo como otorgándole gran dinamismo y color.
Respecto al argumento, la premisa de la trama que rodea el contrabando de alcohol y la Ley Seca, además del continuo pulso violento de ambos contendientes, se decora de cierta aportación de género fantástico, que no me ha terminado de cuajar tras la lectura de la primera entrega. Habrá que esperar hacía donde camina la historia para ir definiendo si realmente esta inclusión funciona dentro de la trama de género negro y mafioso. Así de primeras, yo no la veo necesaria para presentar un gran producto, pero si Azzarello ha decidido hacerlo de esta manera, sus razones tendrá y tiempo habrá para demostrarlo. Aún así, el conjunto me gusta, a sabiendas de mi predilección por ambos autores. Veremos hacia donde nos lleva un argumento que se podría embrollar peligrosamente. Habrá que confiar. En principio, solo por el dibujo la obra merece mucho la pena.




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