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martes, 6 de febrero de 2018

"Los archivos del Pentágono"

La prensa, su visión y posición dentro de la política y la sociedad, siempre ha tenido un lugar preeminente en la cinematografía norteamericana. El llamado Cuarto Poder no ha pasado desapercibido al interés de directores y productores. Pero es que además, estas películas de género, han ocupado un importante lugar en la cinematografía de muchos grandes del cine. Willy Wilder con "Primera Plana" o "El gran carnaval", Pakula  con "Todos los hombres del presidente", Lumet con "Network", Brooks con "Al filo de la noticia", Mann con "El dilema", Fincher con "Zodiac" y Tom McCarthy con "Spotlight", son solo algunos de los ejemplos en los que el periodismo ha ocupado, con gran calidad y buenas críticas, el metraje de unas cuantas películas, a las que habría que añadir, aquella maravillosa serie titulada "Lou Grant" de finales de los 70.
Este es el caso de la película recientemente estrenada. En la dirección encontramos a Steven Spielberg y un cuadro de intérpretes liderado por Tom Hanks y Meryl Streep, dos de los grandes del cine actual. Si a este triunvirato hollywoodiense añadimos que la trama gira alrededor de la lucha por la libertad de prensa y contra la censura en pleno mandato del Presidente Nixon, poco más hay que añadir. Spielberg tiene en su currículum películas que abarcan un gran número de géneros. A mi siempre me han gustado sus films más intimistas, los que tocan dilemas políticos, sociales y acontecimientos históricos, todos ellos claves para nuestra sociedad actual. "Los archivos del Pentágono" entran en este grupo. 
La trama nos lleva a 1971. El New York Times y el Washington Post publican en sus páginas el extracto de unos archivos secretos de la administración norteamericana, redactados a principios de los sesenta, en los que se dice que la Guerra de Vietnam, iniciada a finales de los años 50, se daba por perdida y se recomendaba realizar una retirada oficial de la misma. Cuatro administraciones, comandadas por Eisenhower, Kennedy, Lyndon B. Johnson y Nixon, especialmente las tres últimas, resultaban salpicadas por uno de los conflictos armados más rechazados de la historia de los EEUU, ya que habían mantenido y ampliado su participación en la guerra a pesar del informe interno en cuestión. Ambas redacciones reciben una llamada de la oficina de Nixon, invitándoles a no publicar la totalidad de los documentos.
Spielberg se adentra en la lucha del Washington Post por la libertad de prensa, frente al intento de censura de la administración Nixon. Para ello nos lleva magistralmente por aquellos días en los que la dirección del periódico, sus redactores y equipo jurídico, buscaron los recovecos necesarios para eludir la presión de la Casa Blanca y mantenerse firme en su disposición de ofrecer al ciudadano la información que tenían en su poder. Mientras, la salida a bolsa de la empresa periodística, no aconsejaba publicar los documentos. La guerra judicial a la que se podían enfrentar, podría asustar a futuros inversores y su participación era clave para no cerrar el periódico. La alianza de Katherine Graham, heredera y editora del Post y su director, Bren Bradlee, es el doble pivote sobre el que se asienta el director para mostrar al espectador aquellas horas llenas de tensión. La posición del personaje encarnado por Meryl Streep era especialmente complicada. El hecho de ser mujer y de haber heredado el periódico, sin conocer los intríngulis de la profesión, crea una tensa trama paralela. La pervivencia del medio escrito y la pugna con el consejo de administración de la entidad, por parte de una mujer a comienzos de los 70, aporta otro enfoque más en un guión bien construido y francamente fluido.
Nos encontramos ante un hilvanado producto, salido de la mente prodigiosa de Spielberg. Su dominio de la historia, la visión de la relevancia histórica de la trama, el pulso narrativo y la aportación,  de unos Hanks y Streep fantásticos,  a lo que se añade un buen número de grandes secundarios, ofrece una película a añadir a ese conjunto de films icónicos del género dedicado a la prensa, con el que empezaba esta reseña. La ambientación siempre ha sido un fuerte del director, así como su enésima colaboración con el compositor Williams, siempre acertada. Las escenas realizadas con un efectista y notable montaje, en las que se muestran las máquinas tipográficas trabajando en el corazón del periódico, son una auténtica delicia. En conjunto, una robusta, interesante y entretenida película, en la que la libertad de prensa y su lucha con la administración Nixon desembocarán, tal como aparece al finalizar el metraje, en otra gran bomba periodística. Me refiero al llamado "Escándalo Watergate". Pero eso es otra historia. Por cierto, un chascarrillo. El actor Bruce Greenwood, que interpreta en esta película al que fuera Secretario de Defensa de John F. Kennedy, Robert McNamara, entre los años 1961 y 1968, encarnó en la notable película "13 días", al mismísimo presidente de los EEUU durante la crisis de los misiles con Cuba.