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martes, 13 de febrero de 2018

"Black Mirror" - Temporada 4

Como siempre que la serie "Black Mirror" anuncia el regreso de una nueva temporada a las pantallas, la expectación es mayúscula. Su ya clásico experimentar con un futuro cercano, la interrelación de los avances técnicos en el día a día y la intrusión de las redes sociales en nuestra vidas, son marca de la casa y nos han dejado capítulos que a muchos nos han dejado marcados. Esta temporada se presenta con seis capítulos, con la intención de adentrarnos en la manipulación de la conciencia, la pérdida de la libertad, la intrusión en la mente y sobre todo a alienabilidad de nuestras vidas frente a los avances tecnológicos, que si bien en un principio se realizan para mejorar nuestra vida, terminan manipulándola y redirigiendo nuestros actos hasta momentos insospechados.

En cinco de los capítulos, el protagonista es la mente y la conciencia dentro de los límites de su manipulación, ya sea para su uso en el ocio, en la sanidad, en nuestras relaciones amorosas o incluso el ejercicio de una profesión. El sexto, se sale de esta norma, para adentrarse en un futuro apocalíptico, quedando en su contexto fuera del conjunto dramático de la serie. Como sucede en temporadas anteriores, el resultado no termina de resultar del todo regular. Siempre hay algunos capítulos más redondos que otros y tras terminar de visionar la serie, cada uno opta por sus preferidos. En todos ellos, los creadores se adentran en la manipulación de la libertad de conciencia y en el peligroso uso de los avances científicos a la hora mejorar nuestra sociedad. El control parental, la manipulación genética, la intrusión en los pensamientos y recuerdos, así como el peligro de jugar con el prójimo, a expensas de reconocer su dolor o sentimientos, juegan con el entredicho del uso y atención a los descubrimientos que pueden atentar contra la libertad individual y de pensamiento. Y a excepción del capítulo referido al futuro apocalíptico, cada uno de las otras cinco entregas, plantean estos problemas al espectador, con más o menos acierto.
Sin embargo, esta temporada, me ha parecido algo descafeinada y en alguno de sus capítulos, incluso con mucha falta de mala leche, resultando menos incisivas que entregas anteriores. Sin duda, el sexto capítulo, es que resulta más conflictivo en su referencia al mal uso de los avances, incidiendo en los peores sentimientos del ser humano, en su afán de hacer daño por el mero disfrute personal. Es aquí donde he reconocido la idiosincrasia de la serie, ahondando en la mala fe y las malas artes a las que el ser humano es capaz de llegar, por puro egoísmo. Además, tiene el acierto de aunar en su trama varios aspectos de los capítulos anteriores, con lo que crea una cohesión que se agradece. También me encantó, por encima de los demás, el dedicado a las citas programadas para encontrar a la media naranja y la experimentación sobre la elección perfecta y acertada de la pareja con la que convivir toda la vida. Muy interesante y sesudo. Llamo la atención en el humor negro del primer capítulo dedicado a  la serie Star Trek y el dedicado al control parental, aunque en este caso, creo ver cierta falta de ligazón en la trama, pero no por ello deja de ser interesante, sobre todo para los que tenemos hijos adolescentes.
En general, una temporada entretenida, pero que no ahonda en los temas tratados, con la sorpresa y perturbación con que lo había hecho en otras ocasiones. Pero como he dichos, nunca me han parecido sus temporadas excesivamente homogéneas en cuanto a trama y resultado... Así que me quedo con lo bueno de una temporada que si bien no resalta de las demás, tampoco deja impasible en alguno de sus capítulos al espectador. Será cuestión de gustos e intereses.